lunes, 27 de abril de 2015

El sol que señalaba el norte...


Compras(o) entradas carísimas para tener el más cómodo asiento, en el palco con mejores vistas a tu (mi) vida. ¡Súbete al puto escenario de una vez!
(cuestión de vida o muerte literal)

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Con qué jodido derecho habláis de él, no es otro de vuestros espectáculos, no es otro de vuestros temas de conversación de mierda que solo sirven para llenar silencios incómodos. 
No me vengáis con que os da pena, con "qué se le pasará por la cabeza", con "cómo alguien puede hacer algo así" si no lo entendéis es que vivís más en la superficie de lo que pensaba, cualquier día resbaláis y desaparecéis aún más. Encima no te enfades, te mirarán con esa expresión grotesca que siempre te recuerda que estás fuera del espejismo, que por mucho que te consigas acercar a alguien nunca sentirás la pertenencia a nada. Se ha quitado la vida porque es suya señoras y señores, así de simple. No seré tan arrogante de inventarme los motivos ni justificar nada porque no lo necesita, la vida a veces no merece ser vivida y a saber quién contribuyó a ello jodidos hipócritas. 
Joder ni la muerte elegida os consigue despertar del puto circo.


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Sí pero no. Nada es perfecto pero si no somos selectivos con las imperfecciones con las que compartimos nuestra vida nos podemos hacer mucho daño, no todo vale, no todo se justifica aunque seamos adictos al drama y la catarsis. La putada es que la onda expansiva de nuestra autodestrucción desintegra los lazos más cercanos.