viernes, 3 de febrero de 2017

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Se acabó, eso de las fantasías reales, eso de la imaginación vívida del que suple realidades banales.
Dolían, claro que dolían, ¿no te estoy diciendo que lo mismo da llamar realidad a la imaginación que imaginación a la realidad?. (Esto parece más una definición de locura pero realmente, es algo bastante cierto)
Dolían todas esas fantasías, esas vidas inventadas que te construyen y te dan identidad, dolían por su falta de verdad y por el propio hilo argumental. ¿Y ahora que ha llegado tu ansiada historia qué? Duele por real, duele por miedo a dejar marcas irreparables... Y te empeñas en saltar y te empeñas en darte... ¿Y si es verdad que existe? ¿Y si no y solo veo el decorado macabro tatuado en mi cultura? ¿Realmente hay diferencia entre encontrarse bien con otro y compartir vida y "amar"? Sigo sin resolverlo solo sé... que duele. Y que, ya sea ficción realista o realidad ficticia, el dolor no nos deja, y la felicidad la seguimos viviendo como mera ilusión.

Se me ocurre otra variable dentro de esta ecuación...la historia del fractal: una mentira dentro de otra mentira que se disfraza de verdad.