miércoles, 1 de marzo de 2017

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Creo que esto va de aprender a vivir roto, nos rompemos por mil y una experiencias con los otros, con la circunstancias que nos rodean, en definitiva nos rompemos por vivir.

Perder

No nos entra en la puta cabeza que nada es permanente, que todo se pierde y se gana porque se pierde. Tanto dolor por algo que va a pasar sí o sí, malditos imbéciles... En vez de aceptar con normalidad y esperar con buen ánimo lo siguiente que venga, nos quedamos con el dolor de la pérdida.
¿Con qué quedarse? Lo irrecuperable, lo que no volverá o lo nuevo, lo que nos aportará... Pobres idiotas.
Heridas que no cierran porque nos empeñamos en quedarnos con el holograma, que le jodan ya... a todos los recuerdos, a todos los apegos, a todos los pasados de azúcar envenenada, que le jodan ya.

viernes, 3 de febrero de 2017

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Se acabó, eso de las fantasías reales, eso de la imaginación vívida del que suple realidades banales.
Dolían, claro que dolían, ¿no te estoy diciendo que lo mismo da llamar realidad a la imaginación que imaginación a la realidad?. (Esto parece más una definición de locura pero realmente, es algo bastante cierto)
Dolían todas esas fantasías, esas vidas inventadas que te construyen y te dan identidad, dolían por su falta de verdad y por el propio hilo argumental. ¿Y ahora que ha llegado tu ansiada historia qué? Duele por real, duele por miedo a dejar marcas irreparables... Y te empeñas en saltar y te empeñas en darte... ¿Y si es verdad que existe? ¿Y si no y solo veo el decorado macabro tatuado en mi cultura? ¿Realmente hay diferencia entre encontrarse bien con otro y compartir vida y "amar"? Sigo sin resolverlo solo sé... que duele. Y que, ya sea ficción realista o realidad ficticia, el dolor no nos deja, y la felicidad la seguimos viviendo como mera ilusión.

Se me ocurre otra variable dentro de esta ecuación...la historia del fractal: una mentira dentro de otra mentira que se disfraza de verdad.