¿Por qué nos engañamos? Por qué preferimos estar anclados a un espejismo, cuando sabemos que si lo tocamos desaparecerá y la caída será sobre cristal.
Construimos cuentos sobre realidades insoportables, pero más valdría encontrar la fórmula para vivir en el suelo, en vez de perder el tiempo construyendo alas de papel.
Estoy cansada de estar perdida, muy cansada. De buscar dónde agarrarme, y es que si me agarro a mí misma me caigo igual, como un niño que se agarra la ropa cuando está aprendiendo andar.
Te voy a echar de menos y sigo sin saber qué era, pero sospecho que todo sentimiento de pertenencia a alguien, ese que no somos capaces de identificar, vuelve a ser el mismo sentimiento de siempre, la jodida locura que llaman amor y que no es más que el miedo a nosotros mismos.
No sé cómo sobrevivir sin ese respiro que da el autoengaño, no sé cómo caminar otra vez sin tu sentido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario