domingo, 21 de febrero de 2010

Autorretrato

De cuerpo cambiante aunque siempre con el exceso que trae el radical comportamiento, como si su cuerpo y su personalidad se amoldasen hasta encajar sin fisuras. Ojos grandes que se empequeñecen con la falta de curiosidad que provocan apáticas etapas. Pelo desigual, siempre desigual... trasquilones en mil direcciones revelándose contra la domesticación de un peluquero.
Nariz pequeña pero elástica cuya habilidad más destacable consiste en atrapar recuerdos invisibles. Orejas con síndrome de Peter Pan que poseen la mágica cúspide élfica. Boca asimétrica con un labio inferior demasiado pesado para mantenerse alineado. Manos inestables que lloran cuando están nerviosas con un lunar adoptado en el dedo anular. Rodillas antisociales que dejarón de serlo porque se sentian solas y un lunar... un lunar en el brazo derecho que siempre le recuerda el lado para el que giran las manecillas del reloj...

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