domingo, 21 de febrero de 2010

Enquiridión

¿Qué maestro esperas todavía para encomendarle a él la correccción de ti mismo?

Ya no eres un niño, sino un adulto. Si eres negligente y perezoso, y estás continuamente dilación tras dilación, y propósito tras propósito, y esperas día tras día a ocuparte de ti mismo, no serás consciente de que no estás mejorando, sino que continuarás ignorando mientras vivas y hasta que mueras. Ahora mismo, pues, piensa rectamente en vivir como un adulto y una persona competente, y que todo lo que te parece lo mejor se convierta para ti en una ley inviolable. Y si cualquier cosa, penosa o placentera, gloriosa o no gloriosa, se te presenta, recuerda que es ahora el combate, que ahora son los juegos olímpicos, y no pueden ser diferidos; y que de uno depende la derrota y que esa posibilidad de progresar se consume o se pierda.

Epicteto

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