Mi ocio
Porque no me importa, porque soy feliz, porque merece la pena, me siento bien. Una guitarra sonando a las tres y media de la mañana y bajemos al bar de la esquina, y hablemos de Kant, de Nietzsche y compartamos penas para que se vayan, y risas muchas más risas, sentirse en casa, y una broma y otra y una partida al futbolín, buena conversación, historias... Esto ya se va pareciendo a vivir y no a sobrevivir...
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